#LUEGOEXISTO
El trabajo de posicionamiento en red requiere de una constancia, de un análisis de un mercado en constante evolución y de un plan estratégico, que lo hace un ejercicio que necesita de profesionales para hacerlo de una manera realmente efectiva. El estudio de los objetivos, de responder a las preguntas de ¿quién?, ¿qué?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿a quién?, ¿cómo?, el trabajo del contenido, el posicionamiento, el controlar la repercusión, etc hace del personal branding un trabajo que requiere profesionalidad.
Con la llegada de las nuevas tecnología, internet y los dispositivos móviles, se ha creado la necesidad social de tener un perfil digital, el cual tienes que posicionar de una determinada manera según tus intereses, ya sean profesionales o personales. Esto ha ido generando una necesidad algo enfermiza en el comportamiento o en las relaciones personales y profesionales, el personal branding ha generado un dilema ético donde el producto somos nosotros, nuestras vidas, inquietudes, reflexiones, estilo de vida. Esto ha generado que el mercado se aproveche de estos canales para dar un giro al concepto de publicidad y del comercial, donde los seguidores y visualizaciones te convierten en mejor o peor producto. Vamos en dirección a la obsesión por la marca del individuo, mercantilizando el eslogan «ser único» creando la necesidad de sentirse diferente dentro de una cadena de montaje, en vez de dar importancia a lo social y a lo colectivo.
¿Dónde queda el «juntos somos más fuertes»?
Hoy en día es necesaria la presencia en red para poder «existir», ya sea por una necesidad de contacto y comunicación social o bien por necesidad profesional. Cuando introducimos nuestro nombre en el buscador podemos encontrar documentos, fotos, videos, información profesional o personal que nosotros incorporamos a la red de forma voluntaria o con desconocimiento, o bien por otro usuario que introdujo el contenido vinculandote, y todo esto esta abierto a cualquier usuario. Esto abre la puerta a una reflexión sobre la ética en este tipo de plataformas que invaden o/y exponen nuestra privacidad, ¿podríamos decir que el concepto de privacidad hoy en día no tiene el mismo significado que hace a penas 20 años?. Por todo esto la compañías con los años han ido implementando ciberseguridad en las diferentes plataformas digitales y se ha abierto el debate del derecho al olvido, el borrado de la información latente o residual de nuestra vida ya sea personal o profesional de este plato que da de comer al consumismo de una sociedad hambrienta de «información».
Como yo digo: «la curiosidad mató al gato, pero también le dio de comer»
Yo por mi parte formo parte de esta red de información insaciable que nutre nuestras necesidades muertas y trabajo varias vías de contenidos de una manera no lo profesional que debería por la dicotomía entre el sí y el no, de lo personal o profesional, intentando dar a conocer mis inquietudes, reflexiones, críticas y los placeres que me aporta la fotografía, de una manera sin ánimo de lucro (si eso puede ser posible) y el único fin de compartir para quien le mueva la misma muerte que me da de comer.
Aquí os dejo los enlaces a mis cuentas personales, por si la curiosidad os llama.
Un saludo